La pesca de pepino de mar representa, a pesar del breve lapso autorizado, una importante derrama económica en todo el litoral yucateco.

Según calculos realizados en Dzilam de Bravo, la pepineada genera unos 5,000 empleos, desde los buzos, que pueden ganar hasta 4,000 pesos en una buena jornada, hasta los que manejan las compresoras y los que limpian y salcochan la especie.

Además, se benefician económicamente quienes bajan y transportan el producto, e incluso quienes sólo llegan a ayudar a la descarga.

Conocidas como “gavioteras o “pachocheras”, las mujeres que ayudan a descargar el pepino de las lanchas a cambio de que les den uno o dos ejemplares pueden ganar hasta $1,000 en un día.

Familias completas de comunidades cercanas llegan en autobuses y camionetas a Dzilam para ayudar a descargar las embarcaciones.

Indirectamente se llevan buen dinero vendedores de comida, restauranteros y quienes rentan casas, además de ambulantes que llegan con productos tan diversos como hamacas.

En la jornada de ayer las lanchas llegaron con cargas de 35 a 50 kilos de pepino.

En contraste, el arranque de la temporada de cazón, que se inició el jueves, no fue bueno para cuatro hombres de mar de Progreso, a quienes les robaron 20 paños de redes —con valor de 25,000 pesos— que los pescadores dejaron tendidos en alta mar, a más de 55 kilómetros al norte de Progreso.

—Al regresar por las redes nos dimos cuenta de que fuimos víctimas de los piratas de alta mar, quienes no sólo roban pepino de mar sino también otras especies marinas— manifestó José Acosta Azueta, patrón de la lancha “Iván”.